Celos y conducta violenta

Celos y conducta violenta

¿Qué son los celos?

Los celos pueden definirse como una emoción que surge ante la creencia de que se puede perder algo o a alguien, lo cual supone una amenaza. Esta amenaza puede estar sustentada en una base real o, bien, ser un producto de la imaginación de la persona.

Existen diferentes autores que reconocen que los celos son el producto de un sentimiento de inseguridad de quien los experimenta.

El principal problema en relación a los celos, entre otros, es la sensación de que alguien nos pertenece.

¿Para qué sirven los celos?

Los celos consisten en una señal de alarma que nos avisa de un posible peligro, ya sea real o imaginado, como se ha indicado antes. Es normal experimentarlos cuando evaluamos el entorno y creemos que otra persona es superior o más competente que nosotros y puede no surgir solo en relación a la pareja, sino a amistades, familiares, compañeros, etc.

Según un estudio de una Universidad de Canadá (2017), se describió que los celos aparecen en un primer momento para indicarnos que hay algo pendiente en nuestra relación que necesita ser resuelto.

¿Cómo se exteriorizan los celos?

  • Creencias de traición
  • Ideas de inseguridad
  • Compararse de manera excesiva con otras personas
  • Pensamiento obsesivo
  • Sentimientos de desconfianza

Habitualmente los pensamientos se caracterizan por ser recurrentes y causar un malestar significativo.

¿Cuándo se consideran celos patológicos?

Ocurre cuando los celos pasan a ser obsesivos, es decir, cuando la persona está constantemente pensando en ello y comienzan a aparecer rituales de verificación, comprobación y, asimismo, las prohibiciones a la pareja o persona en cuestión objeto de los celos. Entre estos se encuentran:

  • Revisar continuamente el teléfono de la persona
  • Preguntar repetidamente dónde se encuentra
  • Necesidad de afirmar continuamente que es amada/o por la otra persona
  • Desembocadura en una relación de violencia de género o doméstica

Celos y delincuencia

Si bien es cierto que muchos delitos violentos como la violencia de género y doméstica, han sido y son cometidos argumentando como causa principal los celos, la jurisprudencia española reconoce en muchas de sus sentencias que “los celos, más allá de aquello casos en los que son el síntoma de una enfermedad patológica susceptible de otro tratamiento jurídico-penal, no pueden justificar, con carácter general, la aplicación de la atenuante de arrebato u obcecación…” (Vicente Magro, 2024).

Como esta, en la mayoría de las sentencias españolas, se hace alusión a dicho argumento, descartando el Tribunal Supremo la celotipia como atenuante.

Sin embargo, es importante señalar que en aquellos casos en los que los celos se consideran un atenuante son cuando el delito se ha cometido “por la ofuscación de la mente y de las vivencias pasionales determinados por una afectación emocional fugaz (arrebato) o por la más persistente incitación personal (obcecación) pero siempre produciéndose por una causa o estímulo poderoso”.

Sin embargo, y tal como se señaló previamente, son pocos los casos en los que se aplica dicho atenuante, ya que los fundamentos requeridos son complicados de probar. Si después de leer esta información tienes dudas o preguntas, no dudes en ponerte en contacto con los profesionales de Psicalma.

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