¿Qué sucedió?
El día 28 de abril de 2025, las vidas de los habitantes de España y otros tantos países, de repente, se paralizó. Las personas, al ver que sus ordenadores de trabajo y sus electrodomésticos se pararon, probablemente comenzaron a tratar de enviar mensajes y, al ver que no llegaban, seguramente lo intentarían con las llamadas, viendo que esta última opción tampoco surtía efecto. Era entonces cuando se desataban las primeras elucubraciones con diferentes teorías y conspiraciones que trataban de dar respuesta a, algo, que hasta entonces nunca había sucedido en la vida de estas personas.
Las teorías iban desde las atmosféricas, pasando por las bélicas hasta llegar incluso a las relacionadas con la vida en otros lugares del universo. No obstante, lo que sí era compartido a pesar de estas diferencias, fueron las emociones de nerviosismo, incertidumbre y desconcierto.
A medida que transcurrían las, aproximadamente 10 horas de apagón eléctrico, las primeras emociones se iban convirtiendo en ansiedad y angustia, al comprobar muchos de estos individuos cómo se quedaban encerrados en ascensores, en trenes y en sus propios trabajos o coches, sin poder llegar a sus hogares y sin saber cómo se encontraban sus seres queridos.
Consecuencias psicológicas del apagón
Tal y como se ha señalado más arriba, las emociones generadas estaban relacionadas especialmente con la ansiedad. Esa sensación de no ser capaz de controlar lo que está pasando a nuestro alrededor con los recursos que se tienen en ese momento.
Es por ello que, cuando ocurren estos hechos, los seres humanos tienden a tratar de controlar lo que sí pueden, o al menos, lo que sí pueden controlar un poco más. Entonces, los productos básicos de los diferentes supermercados empiezan a agotarse, lo cual, desencadena todavía más caos.
Síntomas psicológicos
Según diferentes medios de comunicación, entre las consecuencias psicológicas más relevantes se encuentran, aparte de las ya señaladas, los siguientes síntomas:
- Ataques de pánico
- Dificultades para conciliar el sueño
- Ansiedad constante sobre el futuro
- Cambio de organización de vida y rutinas
- FOMO: miedo a perderse algo mientras se está desconectado de internet
Según el medio “La voz de la salud”, Josep Vilajoana, coordinador de la División de Psicología de la Salud del Consejo General de la Psicología, “Si recordamos la pirámide de necesidades de Maslow, en la base están las más básicas: comer y dormir. Un poco más arriba, está el tener un techo. Y este techo es tanto físico como psicológico, es decir, gente que está contigo y que te da apoyo. Dentro de este techo psicológico también entra la información que brinda seguridad, por ejemplo, se dijo enseguida que los hospitales tienen generadores y que tienen una cobertura de suficientes horas, ese tipo de información tranquiliza a las personas”.
Asimismo, en las redes del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, Timanfaya Hernández, decana del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, reveló que: “el apagón pudo reactivar las emociones del confinamiento: miedo, aislamiento e incertidumbre”.
Qué puede ayudar en estas situaciones
Además, indica que “algunas estrategias sencillas son organizar pequeñas tareas prácticas, mantenerse informado solo por fuentes oficiales y evitar alarmarse con rumores. Hablar con familiares o vecinos también ayuda mucho”.
¿Algo positivo?
Según el medio Efe Salud, Jesús Linares, psicólogo y secretario de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, “Sí es verdad que ha podido haber más reconexión social y familiar. En cuanto a que al faltar la tecnología, muchas personas vuelven un poco a acercarse más a las familias, a los amigos, a conversar y compartir momentos más simples, a un empoderamiento comunitario”.
Por todo ello, si tienes cualquier duda o necesitas asesoramiento de cualquier tipo, puedes informarte a través de los profesionales de Psicalma.
