Mucho se ha escrito y hablado sobre la psicopatía a lo largo de los años. Desde series como Mindhunter (2017), pasando por figuras públicas y conocidas por sus atroces crímenes y actividades como Ted Bundy, Garavito… Se ha generado múltiples mitos y medio verdades acerca de este concepto.
¿Pero qué es la psicopatía?
Lo primero a saber es que la psicopatía, entendida como trastorno de personalidad no se recoge como tal en las clasificaciones diagnósticas tipo DSM-5; no obstante, si se ha venido estudiando. Autores como Cleckey y Hare, fueron quienes mejor estudiaron y recogieron las características que podrían presentar individuos de esta población tan heterogénea.
Cleckey (1976) habló de 16 características tales como: encanto superficial y buena inteligencia, no presencia de alucinaciones, mentiroso, ausencia de nerviosismo, ausencia de culpabilidad y remordimiento, etc. Pero fue el doctor Robert Hare (2003) quien, a través de su instrumento PCL-R acerca de la valoración del riesgo de violencia, lo sistematizó en cuatro facetas incluidas en dos factores: Interpersonal/Afectivo (Factor I) y Desviación social (Factor II). (A continuación, la tabla resumida sobre los ítems del PCL-R)
Como vemos, se presentan muchas características, que bien podrían clasificarse o meterse en otras categorías diagnósticas. De hecho existe mucha confusión y solapamiento con otros trastornos del conocido y ya mentado en otro post Cluster B . Concretamente con el Trastorno Antisocial de la personalidad. Presentar sus diferencias quizá quede para otro interesante post jeje
¿Entonces…? ¿Es algo heredado o es algo que se aprende?
Como todo, aquí tanto los no eruditos como los profesionales se enfrentan a una especie de dilema acerca del huevo y la gallina….
Desde la literatura, se entiende a la psicopatía como un trastorno de personalidad o disposicional (como lo llaman los expertos) cuya expresión conductual puede generar consecuencias muy graves a nivel social y comunitario, donde suele mediar la socialización disfuncional a nivel familiar, escolar… Teniendo esto en cuenta, ¿conducta antisocial o delincuencia es suficiente para hablar de psicopatía? NO.
Pero maticemos… aunque la gravedad de los actos delictivos suele ser un indicativo potente, es insuficiente. Ya que normalmente gran parte de las conductas desviadas de la norma, están presentes en los estadios de la adolescencia, la cual se caracteriza a veces también por egocentrismo, poca o deficiente valoración de las consecuencias de los propios actos…
Esto sume a veces en confunsión terminológica y a la hora de evaluar por parte de los profesionales, que produce qué: ¿solo la socialización familiar disfuncional, pares o amigos delicuentes que son precoces… o rasgos previos de personalidad ya existentes? Respondiendo o intentando responder a esa pregunta, diversos académicos han propuesto términos en la población infantojuvenil como Trastorno de conducta, Trastorno Disocial de la personalidad, entre otros.
Pero… ¿hay algún indicador previo en la infancia?
En estos términos y siendo cautelosos al hablar de una población tan vulnerable y provista de indefensión ante la estigmatización. Se hablan de ciertos rasgos predisponentes que junto con el papel de ciertas dinámicas educacionales, sociales (ej: abuso, maltrato, socialización delictiva…) podrían explicar hasta cierto punto el desarrollo del trastorno psicopático.
Hablamos de los rasgos DIA (“Dureza e Indiferencia Afectiva”) o como lo llama Salekin (2017) rasgo IE (Insensibilidad Emocional). Conceptos relacionados con el afecto superficial, falta de empatía emocional y sentimiento de culpa. Este último autor hablaría también del papel de otros factores: Narcisismo e Impulsividad.
Pues aquí terminamos el desarrollo, si quieres leer más, te ha gustado o tienes más preguntas, te invitamos a que le eches un vistazo al artículo de la Revista Forense de la UCM, que coescribió uno de nuestros colaboradores de Psicalma: https://www.masterforense.com/pdf/2020/2020art1.pdf