Trastornos del control de impulsos (TCI) y sus implicaciones legales

Trastornos del control de impulsos

Para hablar de los trastornos de control de impulsos, necesitamos partir del concepto de Impulsividad. Si bien es cierto que esta variable transdiagnóstica puede estar presente en otros grupos de trastornos (ej: adicciones, parafilias , trastornos de personalidad…), en este conjunto de trastornos es la variable central.

Podemos definir de manera genérica que la característica fundamental de todos los TCI es la dificultad recurrente de inhibir o resistir la tentación de llevar a cabo un acto potencialmente dañino para sí mismo o para los demás. Ello genera una sensación de activación y malestar que tras el acto supone una posterior liberación, gratificación… En relación con esto, es común que en aquellos que sufren de esta psicopatología puedan sentir sentimientos de vergüenza, arrepentimiento, aunque no siempre es así.

Como siempre solemos escribir en nuestros artículos, los profesionales del comportamiento humano tendremos que valorar cada caso los condicionamientos ambientales y la historia propia del individuo en cuestión.

¿Cuáles son los TCI más comunes? ¿Cuáles son sus posibles implicaciones legales?

  • Piromanía

Se viene definiendo en las clasificaciones internacionales como aquel trastorno mental consistente en la provocación intencionada de prender fuego a propiedades u objetos sin motivo aparente. Viene acompañado de tensión emocional previa al acto, interés y atracción por el fuego, así como gratificación cuando se inicia el fuego.

Es importante en nuestro trabajo forense entender que comúnmente el diagnóstico de piromanía puede venir acompañado de otros posibles trastornos o enfermedades mentales tipo demencia , deterioro cognitivo u trastornos de personalidad. La clave será determinar la motivación del individuo con el acto incendiario, más allá de incentivos económicos, violación deliberada de las normas sociales, disfunción orgánica, etc.

  • Cleptomanía

La entendemos con la disposición a cometer robos que no se justifican por necesidad económica, ni instrumental, ni como un deseo de agredir voluntariamente al otro. Para su diagnóstico es importante esclarecer es que no se debe a episodios de ira, venganza o en repuesta a sintomatología psicótica (ideas delirantes o alucinaciones) u trastornos de personalidad del tipo antisocial.

Es importante tener en cuenta a nivel forense, que los robos son los actos delictivos más comunes. En este caso habría que apuntar en dirección a la cleptomanía más hacia la gratificación obtenida del impulso del robo, que el objeto robado. Entre las claves que se manejan en la literatura tendríamos: el robo sin planificación y de objetos de escaso valor, la posible reparación posterior (generalmente se devuelven), etc. Normalmente no se presenta sola dicha psicopatología, siendo comórbida con trastornos afectivos o de personalidad.

  • Trastorno explosivo intermitente

Este trastorno se caracteriza por episodios aislados que suponen una dificultad de control de los impulsos agresivos dando lugar a violencia y destrucción de la propiedad. Estos episodios suelen aparecer de forma brusca, en minutos, desapareciendo rápidamente, sin que el individuo pueda anticipar el cese. Generalmente puede venir acompañado de arrepentimiento o vergüenza.

En estos casos es difícil a veces descartar la comorbilidad y que estos episodios violentos no se deban a conductas violentas típicamente asociadas al Cluster B . Por eso descartados otros posibles diagnósticos, es importante tener en cuenta que las manifestaciones violentas son en ausencia de planificación, beneficio e inhibición de estas.

  • Juego patológico

Entendemos el juego patológico o ludopatía como aquel conjunto de conductas de juego que practican individuos de manera que interfiere negativamente en su situación económica, temporal e interpersonal. Es una forma desadaptativa de relacionarse con el juego.

A nivel legal encontramos numerosa actividad delictiva asociada consistente en fraudes, engaños, robos a familiares y allegados para satisfacer la compulsión. Para ello tendremos que estimar la gravedad de la conducta, la relación causal entre el trastorno y la actividad delictiva…

Como vemos en estos casos tendríamos que hablar de imputabilidad muchas veces, donde generalmente las capacidades volitivas van a estar afectadas. Siendo seguramente lo que tengamos que responder en nuestro trabajo como peritos. Si estás interesado en el tema, desde Psicalma te invitamos a la lectura de uno de los libros más importantes: el Tratado de Medicina Legal y Ciencias forense de Santiago Bueno y colaboradores.

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